Entender la Smart City como un montón de pantallas con información es un error. La ciudad inteligente es la unión de las sinergias urbanas con la tecnología para acercar al ciudadano a una nueva dimensión urbana, pero también para hacer la ciudad un lugar más amable, humano y sostenible.

El término Smart más allá de los teléfonos móviles

El concepto Smart City nace a finales de la primera década de los 2000 y se refiere a la integración de una ciudad con las tecnologías de la información. De la misma manera que se habla de ‘Smart Phone’ para hablar de un dispositivo cuyas funciones trascienden la comunicación telefónica, podemos hablar de edificios inteligentes cuando las funciones del edificio en sí sobrepasan el hecho de albergar viviendas, oficinas o cualquier otra actividad. Por ejemplo: un edificio inteligente se caracteriza por tener sistemas de climatización automáticos con el objetivo de ahorrar energía, ascensores capaces de saber qué plantas tienen más tráfico dependiendo de la hora o sistemas de iluminación y seguridad auto-regulables.

El término ‘smart’, por lo tanto, se puede aplicar a viviendas, paradas de autobús o estaciones de tren, metro o tranvía, servicios de bicicletas, sistemas de pago sin uso de moneda en metálico, sistemas de gobierno digital… y la suma de todo ello, junto con una apuesta por la eficiencia y la ecología es lo que convierte a la ciudad en una Smart City.

El día a día en la Smart City

En el mundo hay varias ciudades que han hecho una apuesta decidida por convertirse en ciudades inteligentes a partir de acciones a pequeña escala. Uno de los ejemplos que podemos ver en muchas de las calles de nuestras ciudades es la conversión de la iluminación de las calles. Muchas ciudades han apostado por iluminación led auto-regulable. Este sistema, además de suponer un ahorro en la factura para al ayuntamiento, hace que la iluminación nocturna sea más eficiente, ya que la luz naranja de mercurio –todavía presente en muchas calles- es menos eficiente y provoca altos índices de contaminación lumínica.

En otra escala, la integración tecnológica de las redes de transporte público logra que cualquier usuario pueda planificar los desplazamientos por una ciudad o un área metropolitana desde su móvil. Gracias a aplicaciones como Google Maps o CityMapper, podemos ir del punto A al B conociendo en tiempo real qué líneas están sufriendo retrasos o si todo funciona correctamente. Barcelona, en ese sentido, es una de las ciudades más avanzadas, ya que toda su red de transporte metropolitano está integrada con la tecnología Smart.

Y sin movernos de Barcelona, el sistema de alquiler público de bicicletas también está completamente integrado tecnológicamente. No sólo podemos saber desde nuestro teléfono cuál es el punto de alquiler puesto de bicis más cercano, sino que podemos saber también cuál es la ruta más cómoda, rápida y segura o qué combinación entre bicicleta y transporte público nos puede ser más práctica.

El boom de la Smart City que está por llegar

Es increíble cómo una ciudad inteligente se acerca al ciudadano a través de la tecnología. Unas infraestructuras de transporte inteligentes, el gobierno digital, la eficiencia energética en las calles, una apuesta decidida por la movilidad sostenible y la ecología o una administración rápida y accesible desde nuestros dispositivos móviles, afectan positivamente la vida de los ciudadanos. Pero esta revolución urbana acaba de empezar.

El gran boom de las ciudades inteligentes se vivirá con el IoT (Internet Of Things o Internet de las Cosas) y la extensión de la tecnología 5G. Esta nueva red de telefonía móvil aumentará hasta niveles inimaginables. Estamos a las puertas de tener velocidades de hasta 20Gb por segundo en nuestro bolsillo, pero también en todos aquellos dispositivos que se conecten a la red. Hablamos, por tanto, de un control en tiempo real de todas aquellas tecnologías Smart que podemos encontrar en la calle: desde edificios inteligentes, hasta las marquesinas donde esperamos al autobús.

 

La ciudad inteligente, por lo tanto, se convertirá en un inmenso contenedor de dispositivos conectados a internet. Las ciudades y sus ciudadanos pasaran del actual nivel de conexión a la red, una interconexión a escala mundial que irá de lo más pequeño y trivial (¿cuánto falta para que llegue mi tren?), hasta conocer en tiempo real lo que está ocurriendo en la otra punta del mundo o si tengo una tasa municipal pendiente de pago. El 5G abre una nueva dimensión que hoy cuesta imaginar.

Entender, por lo tanto, la ciudad como un gigantesco ‘Internet Of Things’ abre también la dimensión de la ciberseguridad. Esta nueva concepción del mundo necesitará un plus de seguridad y control para evitar que las nuevas redes y, por extensión, nuestras ciudades puedan ser objeto de ataques. La nueva tecnología 5G, que empezará a extenderse por el globo a partir de 2020, traerá consigo redes descentralizadas. De esta manera, si un punto sufre un ciberataque, el resto seguirá funcionando independientemente con total normalidad.

La Smart City es, sin duda, el presente, pero el futuro de la ciudad inteligente es prometedor y abre las puertas a toda una nueva industria y manera de entender el mundo que todavía hoy sólo podemos imaginar. En Verne sabemos la importancia de este nuevo estilo de vida y por ello, proporcionamos soluciones tecnológicas innovadoras y a medida para cada cliente.

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